lunes, 13 de octubre de 2014

El Árbol de la Vida y las memorias


EL ÁRBOL DE LA VIDA,
el PROGRAMA DE VIDA INDIVIDUAL

El último Árbol de la Vida que he entregado, ha revelado una experiencia que quiero compartir. Estoy segura de que podreis sentiros reflejadas en ella y beneficiaros de algún modo, dejaros resonar con lo que explico.

Diagrama del Árbol de la Vida
Individual
Recóndito, en los cajones guardados y olvidados de nuestro sistema nervioso, encuentro a veces, huellas de rabia y obsesión, en este caso en particular,  por no haber sido, la persona, amada de la manera en que lo ha necesitado. Se revelan  carencias afectivas, dolor disfrazado de rabia y estrés, de acusación, sentimientos de impotencia, insatisfacción, abandono. 

El sistema nervioso guarda  memorias, recuerdos, impregnaciones, huellas de lo que hemos experimentado aunque sea sólo por un segundo en nuestra vida. Sobretodo, todas aquellas sensaciones, vivencias del momento del nacimiento, cuando se incorporan a nuestro sistema las historias de los padres, la familia, creencias, condicionamientos, sentimientos, etc. Más tarde,cada vez que algo nos afecta, es de nuevo guardado, y así durante nuestra vida. Y va quedando, como en un cofre del tesoro, y debajo de todas estas grabaciones que configuran tu historia, el don o los talentos que traes para desvelar en esta encarnación.

En este caso, el sistema nervioso revela una experiencia vivida en el pasado, en otra encarnación, de posesión, de la necesidad de poseer a la pareja, al otro, de demanda excesiva de atención, obsesión incluso. Esto atrae a esta encarnación, frustración, emocional y sexual, y, por otro lado, la necesidad de trascender, utilizar la energía sexual, vital,  de una forma nueva.. Se puede reconocer aquí un patrón de demanda excesiva de atención y  la manipulación para conseguirla. (Este tema se puede trabajar bien, para tomar consciencia y transformar, con la esencia floral del Dr. Bach, Chicory, Achicoria).
Mandala del
Árbol de la Vida

En este programa prenatal en concreto, programa de vida, plan del alma,  que representa el Árbol de la Vida, la distorsión la percibo en la cabeza, como un desequilibrio y veo el sistema nervioso como encabezonado...en mandar una información a la mente para tomar contacto con esa frecuencia, con esa historia. Me llega  una insistencia en la mente, algo machacona. Me voy ahí y me centro, dejándome llegar qué quiere expresar esa memoria. Y lo que encuentro es la necesidad de cargarme al otro, de matar al hombre, matar al macho, con mucha rabia, una rabia poco reconocida que ha sido heredada a través de la línea femenina.


Hay mucha energía sexual, potencia, vitalidad, y el recuerdo o memoria de traición, de dolor por no haber recibido el amor tal y como esa persona lo necesitaba. Aunque es una memoria de otra vida,  conecta directamente con experiencias heredadas de la línea ancestral, y  la persona ha podido vivenciar de nuevo esa situación en esta encarnaciónpara sanarla, para volver al equilibrio y entender el amor, la sexualidad y la relación de pareja desde otro lugar. Se desvela una creencia en la persona, de que no encontrará la pareja que vaya a satisfacer toda esa necesidad, tanto sexual como emocional, porque esta lleva a la otra. 

A veces,  desarrollamos una gran obsesión por la pareja, por ese otro que idealizamos y esperamos que satisfaga nuestras necesidades, por locas que sean, que cumplan nuestros mandatos. Y es entonces cuando nunca nadie puede atender adecuadamente esas demandas porque son insatisfacciones postergadas, malentendidos sobre la energía sexual, y sobre la vida emocional. 

Aunque es una energía que desequilibra mi cabeza, la reconozco en su verdadero lugar, el vientre, la matriz. El útero es la copa de las emociones fuertes, aquellas que no tienen razón, rojas, con toques de locura en muchos casos, locura por dolor. Es la locura de la mujer no escuchada, desvalorizada, enfrentada, asediada, acosada, violada, violentada, anulada, cuestionada, ajusticiada, sometida y hasta hace poco, ni siquiera considerada como humana.
Sosteniendo o despertando esa exagerada demanda, hay otra memoria anterior, de intento de abuso por parte de la energía masculina, una frecuencia de prepotencia, vamos a ver, haciendo uso del cuerpo físico de la mujer, sin respeto. Esta huella está grabada dentro del mismo sistema nervioso, heredada de la línea masculina, conectando con otra encarnación de esta misma persona, donde se abusó del poder.

Sigo el hilo de la energía en este campo vibratorio y descubro cuál es el aprendizaje que se puede hacer. El hecho es que es ella misma quien ha de atenderse, cuidarse, escuchar sus necesidades, sin esperar que nadie de fuera las satisfaga. Hay una demanda excesiva del otro, por miedo a no poder ser llenada, a encontrar la plenitud. Necesita volver a sí misma. 
Algo positivo es aprender a pedir lo que una necesita, con asertividad y sin acusaciones ni culpabilizaciones. Es un momento para empezar a hacerse  consciente de la responsabilidad sobre la propia vida y la forma de vivirla, de lo que se siente. Y cuando se atiende esa necesidad, volviéndose hacia una misma, mimándose, haciendo lo que es bueno y positivo, cuando la persona descubre el verdadero amor hacia sí, es cuando reduce esas demandas que son exageradas. Aprende sobre el respeto hacia si misma y lo graba en su memoria. 

Cuando aprendes a atenderte, a escucharte, a respetarte y a tomar la responsabilidad sobre ti misma, ya no hay nadie en ninguna parte que haya de colmar tus necesidades emocionales, se produce un proceso de madurez que vuelve tu mirada hacia dentro, soltando resistencias, aceptando las cosas tal y como son y estudiando opciones de vida, fórmulas que nos hagan más felices y completas. 

El ego nos muestra toda esa necesidad, esa demanda externa, la hace grande para que pueda ser contemplada, descubierta. Es quien extrae los registros del alma y los hace visibles en nuestra experiencia para que sean desvelados y reconocidos como propios. Porque ocultan nuestra luz, nuestro don.

Por último, nuestros úteros, nuestra vagina, vibran  el dolor, el desprecio, el abuso,  las exigencias, el maltrato. La tristeza, la desesperación, la destrucción y la consiguiente necesidad de autodestruirse. La fragilidad, el 
desconcierto, la claudicación, etc.
Útero de Luz

Todos, mujeres y hombres, porque todos hemos sido mujeres y hombres en las diferentes experiencias de vida, llevamos grabaciones de abuso, de carencia del amor, de traición, traumas, y es en este momento, aquí y ahora en la Tierra que podemos transformar todas esas memorias en luz para despertar el amor que somos y encontrar el sano equilibrio de la esencia femenina y masculina dentro de cada uno de nosotros. Una vez completos, nuestras relaciones de pareja encuentran una nueva armonía que apoya todo nuestro potencial.




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