viernes, 13 de enero de 2012

El Sufrimiento, el Amor y la Elevación de la Consciencia

 


Estoy segura de que todo lo que está pasando en estos momentos es bueno. Bueno en el sentido de positivo, elevador y portador de consciencia. Ahora hace un momento he percibido el efecto, el movimiento en mi sistema, después de la constelación que hizo Solara ayer, y cómo la energía, representada en todo lo que está ocurriendo estos días, está buscando que yo dé un paso atrás, o dos, y encuentre mi lugar correcto en mi vida, desde un punto de vista esencial. He notado como una columna que me llevaba algo hacia atrás y cogía peso. Lo más revelador era la imagen de que he ido toda mi vida dos pasos por delante, fuera de mi centro, dándome y dándome, queriendo servir y ayudar a todos y todo, impaciente por hacerlo, y después, ya instalada en esa costumbre de estar queriendo resolver siempre para los demás, olvidándome de mí y también distanciándome de mi propia soledad o desconcierto, tapándola o disimulándola. Era una actitud de sufrimiento, y no tanto de servicio. Porque siempre explico en el Árbol de la Vida de la Cábala, cuando hablamos y experimentamos el sendero 12,  que el acto de servicio comporta alegría interna, presencia y además te compensa, revierte en ti. Pero el sufrimiento comporta dolor, tristeza, pérdida, y nunca, nunca te compensa, genera más y más sufrimiento. Y el sufrimiento es inútil, no le hace bien a la persona  por la que sufres y te hace un daño desmedido a ti misma. Hasta hace cuatro días,  he estado no permitiéndome ser feliz porque mi madre no lo era. A causa de su sufrimiento, yo sufría, y eso a ella no le servía y yo perdía la vida en ello.

martes, 10 de enero de 2012

¿DÓNDE ESTÁ MI LUZ?

Todos estos escritos, INSPIRACIONES, son fruto de las sesiones terapéuticas y de los estudios individuales del Árbol de la Vida . Están escritas en primera persona porque son la transmisión de mis percepciones en el espacio de tiempo en el que estoy sintiendo a la persona, antes, durante o después de mi trabajo de sanación con ella. Además, siento que el hecho de que estén escritas en primera persona, y si lo podéis leer como si esto pudiera ser parte de vuestra historia, resonará y conmoverá vuestro interior y transformará vuestra experiencia de vida.


Lo único que puedo cambiar es a mí misma.
Aparte de eso, puedo imaginar o mejor, creer, que tengo el gran poder de influenciar a los que me rodean, y con ello procurar su transformación. Me pregunto cómo se verá desde fuera esa intención, desde luego creativa, de colaborar en la deconstrucción de una personalidad sólida para, profundizando y buscando en tierras fértiles del interior, entresacar la vida genuina del universo calzado en mi vestido, como reencontrado a pesar de las capas de tul rígido que han envuelto  durante eones mi don. Don, luz, esencia, alma, fundamento sereno, puntal de fuerzas, combinación alquímica de elementos, sonidos vibrantes de elevado color, frecuencias sublimes, luces, miles de destellos de estrellas y lunas en plena creación…
No puedo más que cambiarme a mí misma. No quiero más que eso…como si fuera poco…dar la vuelta a todo en la vida para iniciar la escalada cuántica de fe y certeza que tanto me falta, la misma que me impide abrirme y comunicar desde mi vientre sagrado, desde mi fuente de niña feliz. La misma que me obliga a atraer más de lo mismo, lo que no me gusta, lo que no me abre a sentir, lo que me oculta, me cierra, me obstaculiza, me impide, me secuestra…
Y me duele, no pensar sin sentir, pensar que siento, sentir pensando. Pensar me duele porque mi corazón viaja extraño haciéndose a un lado, esperando su propia oportunidad, dando tiempo a la sinrazón, a los sobresaltos y las turbulencias de mi carácter heredado, sosteniendo lo que puedo ahora alcanzar, sueños…Y  los sueños duelen también si nunca son compartidos ni cumplidos. Y se rebelan si no se revelan a sí mismos como guías silenciosos de momentos eternos donde se entremezclan los destinos y se apagan candiles para abrir paso a una más hermosa luz, esa que nace de dentro, desde hace tanto tiempo…
No deseo nada más que cambiar. Dejar atrás patrones resueltos. Cambiar para brillar prístina, como brillante se baña esta luna llena que habla a borbotones porque piensa que en cualquier momento se va a acabar…Y si se muere la luna, y se muere cuando no la veo relucir,  qué es lo que amanece en la noche oscura, qué es lo que me da paso, qué me alumbra, qué me ilumina, quién me habla y quién me escucha…Vientre materno en forma de luz redonda. Nacimiento a una etapa nueva, fuera del tiempo y del control de los sistemas. Criatura de amor, suave, tierna, que se acuna en otras lunas que llegan, precisamente cuando más amenazante está la oscuridad…
¿Dónde está mi luz? Es que la quiero. La quiero para cambiarme a mí misma. Para que me cambie a mejor, a más abierta, a más luminosa, a más eterna, a más dulce, a más niña, a más fuente, a más cálida, a más tierna, a más cierta, a más…

SOY UNA ESTRELLA

Me asomo cada noche a las estrellas y me digo: yo soy una de ellas.

Eso me hace sentir parte de todo lo creado, finito e infinito. Esa luz palpitante plateada, azul metalizada que me acompaña desde hace tiempo me empuja a reconocer a Dios en las hojas de otoño, en los círculos que se forman bajo los árboles cuando caen las hojas y forman mandalas que reproducen el cielo en la tierra. 

Respiro la tarde y caigo y me muevo acunada por una energía de recogimiento, lúcida y silenciosa, tenue, límpida, suave, que reproduce el contacto de una madre abrazada a su bebe, resonando sus espíritus en un solo aliento. 

El amor se hace presente en cuanto me dejo, y me dejo, porque mis dedos y mis manos y mi piel hablan del despertar a la vida, de darle paso, de permitir y asentir que sola no soy nada y mi corazón se acerca a todo para acunarse en su palpitar...