jueves, 18 de abril de 2013

DENUNCIO LA FALTA DE AMOR


Todo síntoma es una demanda de AMOR.
 
 
Al otro lado del Amor está el miedo. Para salir del miedo, necesitamos el Amor, Amor con mayúsculas. El amor verdadero, el incondicional, el que presupone inocencia. El Amor que conlleva la mirada fuera del Ego, el que fluye sin juicios, prejuicios y opiniones personales. El amor que llega por vías no visibles y que al mismo tiempo se nota, porque surge de las palabras que no coaccionan, que no menosprecian, que no desvalorizan, a las personas.  El Amor se constata en las palabras de sostén, las que no buscan y hacen culpables, las que solo con escucharlas, levantan el ánimo, reconfortan, son apoyo, son comprensión, son curación, son verdad, verdadera medicina.
Si estoy mal, anímicamente, emocionalmente, si me encuentro mal físicamente, y recibo un mensaje peyorativo, me hundo. Incluso si ese mensaje peyorativo no lo escucho, porque no me hallo presente, me llega, y me hunde. Me hace un enorme daño. Todo es energía, ya lo dijo Einstein y otros tantos. Si piensas mal de mí y ves en mí intenciones que tu inventas desde tu ego, me quitas mi energía, no me sostengo, todo se me va abajo. Cada vez que sobre mí cae un juicio personal, extraído de tu inconsciencia e ignorancia, me enfermas. Cada vez que repites una y otra vez la mentira que sobre mí has inventado, me dañas. No me posibilitas recuperación sino dolor y daños.
Fruto de la misma inconsciencia está el que no lo veas, el que te permitas la grandísima falta de respeto de verme y hablarme en detrimento. Cada vez que me enjuicias sin fundamento, y siempre es sin fundamento dada la ignorancia y la falta de consciencia, me inundas con tu abuso y tu falta de responsabilidad hacia los demás. No eres consciente de tus grandes miedos, que son los que te empujan a juzgarme, a verme de una manera distorsionada, a quitarme valor. Si no tuvieras miedo, no necesitarías mermar mi autoestima, me verías como  soy, con todas mis historias, aciertos y equivocaciones.
Si me miraras sin condicionamientos, sin proyecciones de ti misma, sin tantas limitaciones, verías y sabrías que me doy. Verías mi amor inteligente, mi capacidad de estar presente cuando se me necesita, te darías cuenta de que veo, más allá de las apariencias. Cuando te quedas en suposiciones, me maltratas, y desde tu posición laboral te aprovechas de mi necesidad. No existo para que me juzgues, existo para que  hagamos lo mejor, para elevar nuestra comprensión de las situaciones difíciles con las que nos enfrentamos en la vida. Tu puedes ayudarme, yo también a ti.
Yo no te falto al respeto, ¿porqué tu a mí sí?
¿De dónde nace ese querer mirar a las personas desde la dureza y la falta de conocimiento?
¿De dónde nace que creas que tienes derecho a mentir sobre mí?
¿Y la verdad? ¿Sabes que también es una posibilidad?
El miedo nos aparta del Amor, queremos sin darnos, llenos de condiciones y falsas disciplinas. Sé sincera, te sujetas a la disciplina y la dureza porque no te atreves a entregar todo el amor del que eres capaz. Cuánto miedo de amar y cuanto disfraz. Cuando estás cerca de una persona que ama, naturalmente, sientes ese estado, esa envoltura que te tranquiliza y despierta. Cuando estás con una persona de la que necesitas defenderte constantemente, es porque te ataca, te culpabiliza, miente sobre ti y se miente a sí misma.
Tu inconsciencia y tu falta de autoestima, tus grandes miedos, son tuyos, no me mezcles con ellos, me contaminas. A las personas que son especialmente sensibles, vulnerables, les enferma que las contaminen con la falta de verdad, con las suposiciones, justificaciones morales, con las visiones egóicas, con la locura personal sin perspectiva. A todas las personas nos enferma que nos rechacen sistemáticamente, que nos miren equivocadamente, que nos malentiendan. A todos nos afecta, energética, moral, emocional, mental y afectivamente que nos desprecien, y el desprecio ocurre cada vez que faltas a la verdad y mientes.
La falta de comprensión, cuando es algo constante, deprime, inhabilita, cierra. Y todos merecemos la comprensión, o por lo menos el intento.
Que me malentiendan, me confunde, que siempre me malentiendan, me duele, que me malentiendan durante años, me desviste de mi fuerza personal y me enferma.
Es necesaria la verdad, es conveniente desde luego, pero más que eso, es vital para vivir. Cierto es que pertenecemos a un mundo que apoya las mentiras, los fraudes, los engaños, el robo, el asesinato en todas sus formas, el que se ve y el que acaba en la mente, pero precisamente por eso, es necesaria la verdad, esa verdad pura a la que tanto giráis la cara.
Cada palabra que expreso, es malentendida, pero no por falta de conocimiento, sino por tu visión distorsionada de mí. Por tu fijación en encontrar faltas, todo, todo está impregnado de tus propias creencias, de tu educación, de lo que has aprendido sin cuestionar, de tu falta de empatía, de tus estructuras heredadas de una sociedad que se muere. Cada vez, tus palabras y tu mente van en la misma dirección, podría ser cabezonería, pero es que te enseñaron a mirar en una sola dirección, y de ello es fruto tu falta de perspectiva, de amplitud de miras, la cerrazón mental, tus cuestionamientos sobre mí.
No te enseñaron sobre la escucha, esa escucha que la sabiduría femenina despliega, donde la mente descansa y se puede sentir. Así es como podrás encontrar la verdad que necesito que veas, la real, no la inventada por ti, sintiéndome, y no juzgándome en función de lo que tu mente te dice que hago y que soy. Mírame con los ojos de la verdad, busca la verdad, deja de llamarme engaño, obsérvate, mírate con consciencia, abre tu mirada a la verdad que soy y descubrirás algo que nunca hubieras imaginado.
Tus estructuras mentales me afectan, tus creencias inamovibles y caducas, me afectan, tus opiniones injustas, me afectan, tus prejuicios, me afectan, tu dolor no desvelado, me afecta, tus pensamientos, palabras y juicios me contaminan y enferman. Y eso me ocurre a mí y a todos, a pesar de que no podamos o sepamos o queramos verlo.
Después de tanto tiempo de mirarme sin progreso, sin avance, sin cambio, creo que es hora de un nuevo planteamiento, y para resumir lo que merezco, hablo del respeto. De que no te creas más que yo. De que no te creas mejor que yo. De que no me valores más por las notas en un examen.  De que cuando te sientes frente a mí, te sientes delante de otra mujer, con una historia diferente a la tuya y al mismo tiempo muy similar. Que me hables con deferencia, con respeto, que tus palabras salgan del deseo de colaborar y no de defenderte de mis necesidades. Que no hagas suposiciones de lo que hago y de lo que no, que apuestes porque cumplo con lo que se me pide.
Veis a las personas desde una perspectiva subjetiva y única, valoráis cada situación por igual, porque supongo que para eso estudiasteis y os prepararon, para encasillar a cada uno de nosotros en una imagen preconcebida y falta de absoluta realidad.
Vivimos en un mundo falto de Amor, de Amor verdadero, ese que contempla la presunción de inocencia, el que llena los ojos de comprensión, donde no hacen falta las palabras, y mucho menos las palabras que  excluyen, que  infravaloran y que  destruyen.
Así que, a partir de ahora, solo te escucharé, sentada frente a ti, cuando me mires como a una igual, cuando reverencies tanto como yo las sanas intenciones, cuando abras tus oídos a la verdad que te muestro, cuando estés presente, cuando quieras que la ayuda, sea. Es una gran oportunidad, sobre todo para ti que, acostumbrada a sostener juicios, prejuicios, moralidades, presunciones y suposiciones, te has faltado tanto al respeto.