sábado, 28 de enero de 2012

JUGAR AL PARCHÍS, UNA TERAPIA AVANZADA PARA EL 2012


Jugábamos el otro día al parchís, y nada más empezar comencé a sentirme mal, hubo un movimiento de energía, un cambio de estado interno que me llevó, por fin, a conectar con una frecuencia que reconozco en mí a momentos y en la que necesitaba profundizar o quizás descubrirla de otra manera, porque es el último paso de una frecuencia o registro de depresión con la que he estado trabajando durante tiempo. Sanando en forma de cebolla, una capa, y luego otra, y luego otra. Jugando, se reveló con todo su poder, la sensación energética era como si me fuera para abajo y para adentro, como si me recogiera o mejor retrayera, como volver hacia dentro pero por necesidad. En ese preciso momento nació en mí un miedo que me bajaba la energía y me producía querer quedarme encogida. Reconocía dentro de ese miedo, otra capa más, el miedo a no ser querida, aunque no exactamente así,  es el miedo a que el mundo no me quiera. Y soy consciente de que, representada de formas muy diversas, es un patrón o registro que muchos de nosotros llevamos grabados en nuestro interior.

Sé que este es un tema que he traído a esta vida. He tenido viajes durante el sueño que me han mostrado que todavía estaba ahí esa frecuencia, pero a pesar de verlo en muchos momentos, no conseguía reconocerlo, sentirlo, revivirlo para “saberlo”. En ese momento empezábamos la partida y necesitaba sacar un cinco para salir de casa, para iniciar mi partida. Consiguieron salir todos los que jugaban conmigo, los cinco en los dados parecían ser amigos de todos menos de mí. Pasó un buen rato y no me salía ningún cinco e identifiqué esta experiencia externa como un mensaje sincrónico de sanación. No conseguía salir de casa, del espacio donde estaba al resguardo de que me matasen, o de tener que iniciar mi viaje, mi camino, lleno de posibles obstáculos, inseguridades, indecisiónes, dudas, miedos…
Cuando por fin llegó el cinco, algo que tuve que pedir a mi dado con insistencia y sobretodo confianza, salí e inicié mi recorrido. Qué curioso que no quería apartarme de la casilla de seguro. Tiraba con la esperanza de que me salieran los números que necesitaba para llegar a un seguro y que no peligrara mi supervivencia. Los demás corrían por el tablero con 6, 5 y yo andaba paso a paso, 1, 2, sin avanzar, solo esperando llegar a la casilla donde no pudieran matarme. Llegó un   momento donde todas mis fichas estaban en seguro. Me sentía realmente mal, deprimida. Fue una imagen global de mi vida, de un importante registro. Todo ocurría sobre el tablero de manera que nada peligrara, sin riesgo. He de decir que según fue funcionando el juego, fui pasando por las diferentes fases de mi vida, reconociendo el cambio que se ha ido sucediendo, cómo he ido arriesgando, dejando de sujetarme en supuestas seguridades.
Seguimos el juego y, empezaron a matarme fichas. En un momento tenía todas las fichas en casa, la mitad dentro y las otras en el seguro de la casilla de salida!!! Estuvieron matándome fichas una y otra vez con el mensaje de la necesidad de la vuelta a casa. La vuelta a casa la sentía como recogerme, con el miedo a no ser aceptada. La vuelta a casa era estar dentro, sola conmigo misma. Todo fruto del miedo. Pude reconocer la creencia “el mundo me rechaza, no conseguiré que me acepte” o algo así. Era el miedo a salir al mundo y lo relacioné con mi nacimiento. Me dijo mi madre que me puse de culo para nacer (que venía de nalgas). Andaría yo pensando “¿por donde se vuelve para de donde vengo, mi hogar?” Sin embargo, en cuanto el médico me cogió y me dio la vuelta, no me resistí, y nací. Y ese es mi patrón o ha sido durante años. Ante las propuestas, primero pienso que no, que no lo haré,  que no quiero, y después me dejo y digo ¡sí! De pronto siento que sí quiero!

Qué más decir que acabé la partida encogida, anonadada por todo lo que había sentido, conectando con mis patrones, y con la consciencia clara de un registro que, paso a paso, me ha sido revelado porque deseo sanarlo, trascenderlo.

Es realmente especial, hermoso, reconocer al universo en marcha, hablándonos a través de todo. Lo único que necesitamos es estar queriendo abrirnos, escuchar, transformarnos y permitirnos dejar paso a esa Luz, permitir fluir al Amor del Corazón, porque es él el que atraviesa todas nuestras historias, y nos despierta, y nos obliga a abrir los ojos y ver nuestra verdadera dimensión espiritual, actuando aquí en la materialidad, en la Tierra, y, en este caso, a través de una partida de parchís, difícil e intensa, pero llena de mensajes ciertos.

Estaría genial plantearnos utilizar el tablero del parchís y el juego como un método de sanación y situarnos en la partida cual constelación, percibiendo y calibrando nuestra energía en cada nuevo movimiento, descubriendo en cada momento una nueva opción y el gran potencial cuántico con el que cuenta el ser humano y que se despliega al tirar los dados, una y otra vez.

jueves, 26 de enero de 2012

DÍA 26. NUMEROLOGÍA, I CHING.... LOS MIEDOS COMO PORTALES DE CONSCIENCIA


Es curioso cómo los miedos pueden aparecer en nuestra vida como portales de consciencia. En un momento determinado puede asaltarnos el miedo frenando nuestras decisiones o generando dudas sobre nuestros planteamientos. Y esos miedos, en este momento tan especial que vivimos en la Tierra, están muy presentes, claro, surgen desde nuestro interior porque son los que nos abren a perspectivas nuevas, a posibilidades, a la sanación y transformación. Nos abren la puerta al Amor verdadero del Ser.
Hace un tiempo, desde este verano pasado que pasé por toda una profunda limpieza de mis miedos (como habréis visto en el blog, hubo varios escritos en esa época sobre el tema), decidí que no dejaría de hacer nada a causa del miedo. Todo aquello que se me planteara de pronto cuesta arriba porque me invadía el miedo solo pensarlo, iba a acogerlo en mí y tirarlo para adelante. Decirme a mí misma: voy hacia adelante a pesar de ti. Sí, porque no quiero que mis decisiones estén tomadas en base al miedo que siento, quiero que estén sustentadas por otras cosas, otros valores, por el amor hacia mí misma. Y me amo cuando no me pierdo en ese estado que me sobrecoge y me paraliza.