viernes, 8 de abril de 2011

EL DIOS DEL TIEMPO



Alguien comentaba el otro día que ahora el tiempo pasa más deprisa y, a pesar de que ya había escuchado esto anteriormente, en esta ocasión me pareció acertado. Pasa el día sin darnos cuenta y sin haber conseguido hacer la mitad de lo que nos habíamos propuesto. Parecería como si el dios del tiempo nos hubiera apretado las clavijas para disfrutar un rato observándonos…

Esto me hizo pensar, y más que pensar, me conectó al corazón como un sutil rayo y caí en la cuenta de que ahora, más que nunca, hemos de permitir crecer nuestra conciencia porque cada gesto, cada palabra, cada paso cuenta, porque si antes teníamos tiempo para abrazar a dos, ahora nos va a dar para abrazar tan solo a uno y por eso, cada abrazo ha de estar engendrado de plenitud, de reconocimiento, de todo lo dulce y lo tierno…

Cada palabra ha de estar orquestada por la armonía y el deseo de expresar la luz. Que broten los cantos del alma y se escriban letras que se organicen en lo etéreo descubriendo, elementos sutiles que vibran a través de la voz y que se escapan silenciosos y eternos…

Y los gestos, si pudiéramos contemplar los universos que mueve un solo gesto de una mano, de un dedo. Si consiguiéramos despertar nuestras alas conscientes de ensueño a la verdad, nutrir el cuerpo de colores blancos, azules, dorados, plateados, transparentes…Soñar libros , pintar telas, conservar cariños, modelar la tierra y respirar el cielo, con tanta presencia que, el dios del tiempo dejaría de apretar y, con el conocimiento de ser un poco nuestro dueño, nos permitiría un poco más….

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