UNA EXPERIENCIA PERCEPTIVA
.....Siento que estoy atrapada...
La sensación es de no poder abrir, como algo que me envuelve y me paraliza, no poder abrir y salir, o no poder conectar con mi fuerza como para hacerlo. Son miedos muy potentes que tienen informaciones de sufrimiento y parten de creencias en el sufrimiento de la humanidad. “Sufrir hace que me purifique de todos los actos negativos que he infringido”. Creer en el sufrimiento como forma de expiación, culpabilidad, y devolver el daño cometido. Siento que ese campo de energía me mantiene encerrada, no tengo la oportunidad de disfrutar y reír, aunque es curioso porque puedo sentirme paralizada al mismo tiempo que me observo con ganas de disfrutar y hacer cosas. Es como una disociación. Quizás sea la polaridad cuerpo y espíritu. Conecto con una idea que hay grabada en el alma de este Ser, que dice que para ser espiritual no hay que reír, como si el poder del espíritu estuviera reñido con la facultad de soltarme y jugar. Si, ese encierro contiene rigidez extrema, fuerte tensión, intolerancia e incapacidad, una fuerte incapacidad. De hecho el sacro es la zona del cuerpo donde siento que algo se ha de abrir. Sede de miedos atroces y desesperos que me mantienen inconsciente de todo, sin saber. Noto la cabeza por detrás, nuca, occipital, temporales, paralizados, tirando fuerte, energéticamente y no dejando que mi mente consciente pueda hacer lo que quisiera hacer. Me llega la creencia de que “no estará bien hacer lo que yo quiero”, como represión de la propia forma original de ser, aunque aparentemente en esta persona se vea lo contrario, una exteriorización exagerada de la individualidad. Esta persona tiene el cuerpo lleno de líneas de energía cargadas de impotencia, rabia, incapacidad y miedos que generan una fuerte inestabilidad y esta carga supone un no poder avanzar, como si algo o alguien me agarrara fuertemente para que no me moviera. Todas estas sensaciones crearían desesperación en mí si no fuera por la práctica en la percepción de frecuencias, de muy diferentes miedos, tantos como personas existen. Pero sí, hay desesperación. Todo esto hace que la persona, para vivir su vida, no experimente constantemente todo esto y se forma esta especie de caparazón donde se siente protegida, de sí misma, por supuesto, a nivel inconsciente, aunque ella pueda creer que es del mundo tal y como está del que se defiende.
Yo siento que, haya el miedo que haya, sean las experiencias vividas las que fueren, estar aquí en la Tierra es algo muy hermoso y positivo. Hagamos, trabajemos lo necesario para descubrir y vencer el miedo. Ya que hemos encarnado en cuerpo y alma, vale la pena jugar con todo esto.
Sí. Se me ocurre algo como…Pues oye, ¿tu qué miedo tienes? Pues mira yo, a que alguien me riña o me agreda, ah! Pues yo tengo miedo a ser yo, no sea que no esté bien ser yo mismo. ¿y tú? Pues yo tengo miedo de este mundo donde estoy, no encuentro mi lugar, no siento que nada esté a mi gusto, todo está distorsionado y no quiero confundirme con todo ello, por eso tengo miedo, de encarnar aquí. Ah, vaya! Sí, y a veces me coge como una intranquilidad en mi estómago, en el plexo y no sé quedarme quieto, como si algo fuera a pasar…como una incertidumbre que no me gusta nada experimentar. Pues yo siento mucho miedo cuando oigo ruidos raros, sobretodo por la noche, tengo miedo de ver cosas, cosas que me den miedo claro, ufff! Estos diferentes miedos encontrarían sus esencias florales correspondientes, el Rock Rose, el Mímulus y el Aspen (junto con alguna otra), todas esencias del Dr. Bach.