NUMEROLOGÍA 2014
Ya bien empezado el año, y entrando en la energía de la primavera, quiero compartir aquello que voy
observando que nos trae como aprendizaje este año 2014.
2+0+1+4 = 7
Esta es la vibración numérica en la que estamos desarrollándonos
este año, el número 7.
Y también:
2+0+14= 16 (1+6)=7
La vibración numérica 16 está proporcionando el cambio necesario para alcanzar a vibrar
el 7.
Este es un año para la gestión del cambio, y es precisamente el
cambio lo que la mayoría evitamos, en ese deseo o necesidad sostenida
generalmente por el miedo. Sin embargo, a poco que te fijes, todo en la vida,
todo en la naturaleza es cambio, es un fluir constante, nada es como era ayer,
ni siquiera como era hace dos minutos. Cada cambio trae la oportunidad de
experimentarse de una forma nueva, desde otro lugar dentro de nosotros mismos,
creando realidades diversas. Esa nueva realidad que trae cada cambio ofrece la experiencia de conocerse, del
autodescubrimiento, del ir más al fondo de uno mismo y consecuentemente
despertando a cualidades y talentos que teníamos olvidados o que aún no
habíamos reconocido en nosotros.
La vibración 16 es muy potente, en el hexagrama 16 del libro del
I CHING, se habla del ENTUSIASMO, y en su polaridad encontramos la apatía.
Todas las resistencias a ese cambio, todo lo que nos cuesta, y lo dificultoso
que nos es cambiar nuestra visión de las cosas. Es un año por lo tanto para
desarrollar una visión nueva, más amplia de nuestras cosas, de nuestra vida, de
abrir bien los ojos para ver la verdad de lo que somos y de lo que ocurre en
nuestras vidas, la realidad tal cual es y que observamos tamizada por nuestros
filtros, nuestras creencias, y todos los condicionamientos que nos han llegado
desde el momento de encarnar y de nacer.
Un 16 trae la oportunidad del goce, como cuenta el I Ching, y
también de retirar nuestro orgullo, ese que hemos construido con defensas de
plomo, porque no conocemos todavía la verdad de la luz que todos somos. Este año
seguro que nos abrimos a brillar la luz. Muchas veces ese orgullo distorsionado
lo recibimos de los ancestros, que vivieron situaciones donde para sobrevivir
guardaron su dolor y sus lágrimas y se acomodaron en un orgullo falso, situado
vibratoriamente en el cuello, como si sacaran la cabeza del agua para no
ahogarse en sí mismos. Otras veces ese orgullo es cerrado, y apuesta por la
seriedad y por construir una imagen de poder, también falsa, son personas que
no se sostienen y que han desconectado de diafragma para abajo y no saben
sentirse, no reconocen sus necesidades y la falta de respeto que crean para sí
mismos. La culpa también despierta el orgullo exacerbado, defendiéndose de todo
continuamente, deseando ponerse por encima de los demás, recibiendo todo con
dolor y afectación sin poder experimentarse desde la humildad.