Aunque las apariencias nos puedan engañar y nos planteemos claudicar pensando que las cosas nos vienen del revés o a veces mal dadas, en realidad todo lo que recibimos está perfectamente sincronizado con nuestras necesidades más profundas de aprendizaje y autodescubrimiento para el despertar. Existe en verdad una armonía cósmica infinita que proviene de la fuente de vida, regalándonos la luz minuto a minuto.
Hay momentos en que es difícil entender lo que nos está pasando. Estas últimas semanas parecía que todo estaba siendo dramatizado, llevándonos al fondo y despertando las más densas emociones, dificultosas de digerir y aún más, sintiendo que casi no podíamos extraer el conocimiento y la lectura de las situaciones en que estábamos inmersos. Como si el cosmos se hubiera olvidado de la risa, de la apertura, de vibrar ligero y las estrellas por la noche, esas guías de luz que siempre brillan en la oscuridad, hubieran sido absorbidas y retiradas del funcionamiento cósmico.
Quizás lo importante de lo vivido estos días, sea que hemos experimentado las emociones, con fuerza, con intensidad, profundas, olvidadas de su sentido. imposibles de manejar. Tanto, que hasta casi costaba respirar.
Estoy segura de que ahora podemos extraer alguna luz de esos momentos. En el descanso, cuando nos permitimos la respiración, y recordamos que el amor también es alegría y celebración. Porque confundimos, cuando andamos perdidos en la oscuridad, el amor con el esfuerzo, el aguantar, el perder la alegría, la entrega que conlleva sufrimiento. Y la verdad es que el amor no tiene de eso, aunque tengamos hábitos que lo confirmen, el amor vibra en el mismo tono que la alegría, de manera que uno no puede existir sin el otro.
De eso habla Hesed, la cuarta sephirá del Árbol de la Vida. El amor puede ser muchas cosas pero no sufrimiento. Y estos días pasados, envueltos en esas densas e intensas emociones, buceando y queriendo despertar, vibraba también el amor incondicional, al otro lado del espejo, como ese estado que libera todas las oscuridades.
El Amor es infinito pero la Alegría es la expresión activa de ese Amor, entendamos o no lo que está ocurriendo en nuestras experiencias de vida.
independientemente de lo que estemos viviendo, tenemos la capacidad de invocar a la Alegría, podemos despertar por la mañana con la intención de volver a esa alegría que nos conecta a la vida, con el deseo de situarnos en ese lado, en ese lugar desde donde vamos a disfrutar y a Amar con mucha más facilidad, dejando atrás antiguas costumbres, aquellas que, sin darnos cuenta nos han ido llevando a ver la vida casi con los ojos cerrados, perdiéndonos la oportunidad para reír, jugar, cantar, expresar, apreciar y conectar.