UNA EXPERIENCIA DE SANACIÓN Y TRANSFORMACIÓN
La sensación que tengo es como si tuviera la cabeza “pelada”, esa es la única palabra que extraigo cada vez que quiero representar cómo me noto. Pelada en un sentido figurado, a la intemperie, no física sino sin límites, sin protección aunque no es la palabra, “permitiendo que” sería más acertado, “dejándome”. Me cuesta traducirlo, es una fuerte sensación física, del sistema nervioso. Desde que descubrí que percibo las creencias como hileras de una irradiación nerviosa enorme en la cabeza, puede ser que en el cerebro, puedo reconocer cuándo mis pensamientos y mis acciones son resultado de una idea fijada en mi mente, heredada posiblemente o extraída de la vida hasta hoy. Ideas que quedaron grabadas, registros sobre mí y sobre el mundo que son la conclusión de lo que sido capaz de entender de lo que he vivido o sufrido. Sumado a todos los patrones que hay en mi línea ancestral, que no entiendo, que desconozco, que me frenan, que me atrapan, que me desesperan, que me generan rabia, enfado, tristeza, y es que no sé qué son, de dónde salen, porqué me rigen tanto. Son ideas que yo no comparto, pero están en mí, y percibo que funciono a partir de ellas creando una vida conforme a ellas. Tengo una vida que responde a creencias que llevo grabadas, resumen de experiencias de vida que no he vivido, incluso de experiencias de otras vidas que no conozco, pero que decididamente me influyen y coartan mi libertad. Percibo miedo y posiblemente ese miedo es a ese desconocimiento que tengo de mí. Porque a pesar de creer que me conozco bastante, me conozco en algunos aspectos pero no me reconozco de entre todos esos patrones muertos que contengo, que experimento, que deciden mis actuaciones en mi vida. Por eso percibo a veces, en un profundo momento interior, esa especie de “para qué” y ese “aburrimiento, gran aburrimiento”. Quizás el aburrimiento, como dice Osho, “significa que mi forma de vivir está mal”; por tanto, cuando conecto con el “estoy aburrida” significa que puedo transformar algo en mí, por que si no estuviera en realidad dispuesta, no hubiera conectado o descubierto ese aburrimiento. Nos aburrimos porque estamos viviendo en patrones muertos dados por los demás y hemos renunciado a nuestra propia forma de vivir, conforme a quienes somos, a nuestra verdad, a lo que deseábamos. Quiero renunciar a esos patrones, salirme de ellos y empezar a vivir por mi propia cuenta, arriesgarme, aceptar el desafío. Reconocer mis miedos a ser creativa con mi vida, conmigo misma. Reconocer el miedo a “hacerlo mal”, a que no sea, lo que yo decida, lo mejor para mi y a dejar al universo la decisión personal de dirigirme a lo que yo, en realidad, quiero.